Ribosa D














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La D-ribosa, un hidrato de carbono que se encuentra en todo organismo viviente, favorece la producción de ATP. Este azúcar de cinco carbonos está esencialmente presente en el ácido ribonucléico, pero también en importantes moléculas como el ATP (adenosina trifosfato) y en todos los nucleótidos. 

¤ Desempeña un papel particular en la regulación de la síntesis de energía. La mayor parte de los tejidos del organismo, incluido el corazón, son incapaces de producir ribosa con la rapidez suficiente como para restaurar los niveles de energía una vez que éstos han sufrido una importante disminución. 

¤ En estudios realizados en deportistas con buena salud o en personas que han padecido lesiones del músculo cardíaco, el aporte de D-ribosa a las células musculares cansadas restaura con rapidez los niveles normales de ATP. Al ayudar a reconstituir rápidamente las reservas de energía agotadas, la D-ribosa podría ser especialmente beneficiosa para las personas con problemas cardíacos u otros caracterizados por una alteración en la producción de energía. 

¤ El ejercicio de fuerte intensidad, una isquemia muscular o una hipoxia localizada desbordan a los mecanismos de renovación de la energía celular. Esto tiene como resultado un desequilibrio entre la demanda y el aporte de energía, lo que conduce a toda una cascada de reacciones que causan un descenso de la energía celular y, a continuación, todo un abanico de problemas fisiológicos, incluidos rigidez muscular, dolores, fragilidad, daños celulares y disminución de los niveles de síntesis de proteínas. La D-ribosa permite preservar la carga celular energética y reducir las consecuencias fisiológicas de una depleción de energía celular. 

¤ Numerosos trabajos científicos mostraron que la administración de D-ribosa:
  • aumenta la fuerza muscular y la resistencia en las personas con buena salud y en los pacientes con fibromialgia; en estos últimos, la capacidad de realizar ejercicio está, por lo general, reducida, los músculos carecen de fuerza de contracción y de resistencia;
  • en los culturistas la ingestión de 10 g al día de D-ribosa durante cuatro semanas aumentó la fuerza muscular de forma significativa;
  • multiplica de cinco a siete veces la concentración de adenina de recuperación de los músculos esqueléticos, que desempeña un papel importante en la recuperación;
  • reduce el ritmo cardíaco de los deportistas que se entrenan con una intensidad constante y controla la formación de los radicales libres que se producen normalmente en tales circunstancias;
  • aumenta el umbral anaerobio de los corazones normales con buena salud y retrasa en un 26% el inicio de lesiones isquémicas irreversibles;
  • en los pacientes con enfermedades de las arterias coronarias, refuerza la función cardiaca diastólica, aumenta la tolerancia al ejercicio y mejora la calidad de vida; sus efectos beneficiosos se deben a su papel en el incremento de las reservas energéticas cardíacas deprimidas durante una isquemia o de la hipoxia asociada a la enfermedad de las arterias coronarias.






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